Cuando te encuentras lanzando una startup, una de las grandes dudas que aparece es: ¿Realmente necesito un CTO desde el principio? Y si esta pregunta ya ha ocupado tus búsquedas en Google, probablemente hayas visto algunas de las siguientes consultas:
- "¿Es necesario un CTO en una startup en fase inicial?"
- "¿Debe una startup bootstrap contratar un CTO?"
- "¿Un CTO es indispensable si el fundador es técnico?"
Yo te diré claramente que: sí. Ahora, la pregunta es ¿por qué?. Me gustaría comenzar explicando el rol del CTO y sus diferentes niveles de experiencia. Veamos:
El CTO moderno: Más que un desarrollador estrella
El rol del CTO ha cambiado drásticamente en los últimos años. Ya no se trata solo de ser el encargado de supervisar el código o manejar los equipos de desarrollo. Un CTO moderno gestiona un ecosistema complejo de responsabilidades que abarcan desde la propiedad de datos, hasta la optimización de métricas de usuarios y la infraestructura tecnológica.
Ser fundador o CEO ya es suficientemente desafiante. Intentar agregar las responsabilidades de CTO, por muy técnico que seas, es casi una misión imposible. El rol de CTO no es simplemente una extensión de la capacidad técnica; es clave para el crecimiento estratégico.
El rol del CTO a lo largo de las fases de crecimiento
La evolución del CTO está muy ligada a la etapa de crecimiento de la startup. En las fases iniciales, podrías pensar que puedes abarcar ambos roles (fundador y CTO), pero a medida que creces, las responsabilidades se multiplican. Un CTO pasa de ser un generalista que supervisa el desarrollo inicial, a un especialista estratégico a medida que la compañía entra en fases de mayor madurez.
Por ejemplo, en una startup en fase semilla, el CTO se enfoca en:
- Definir la arquitectura tecnológica inicial.
- Asegurar que las primeras decisiones de desarrollo escalen correctamente.
- Gestionar los primeros riesgos técnicos.
- Supervisar la construcción del MVP (Producto Mínimo Viable).
Pero a medida que avanzas a la Serie A, el enfoque cambia hacia:
- Optimización de procesos de desarrollo.
- Garantizar la escalabilidad de la infraestructura.
- Gestionar los riesgos técnicos como parte de la estrategia de escalabilidad.
- Alineación entre las decisiones tecnológicas y los objetivos comerciales.
Y para cuando llegas a etapas de crecimiento avanzadas (Series B y más allá), el CTO debe:
- Asegurar una integración sin fisuras entre todas las áreas técnicas.
- Trabajar de la mano con otros departamentos clave (como producto, ventas, finanzas, marketing,…) para sincronizar tecnología y negocio.
- Liderar la innovación tecnológica y mantener la competitividad.
Bien, pero llegado a este punto, ¿podríamos tener objeciones al contratar un CTO?, por ejemplo: “Pero soy un fundador técnico, ¡puedo hacer ambas cosas!" Aunque seas un genio del código, dividir tu tiempo y energía entre dos sombreros críticos (fundador y CTO) te desgastará y te impedirá enfocarte en el crecimiento estratégico del negocio. Tendrás que lidiar con problemas técnicos mientras intentas escalar y captar nuevos clientes, lo que en el largo plazo puede afectar seriamente el ritmo de desarrollo.
Otra de las objeciones bien podría ser: “No tenemos presupuesto para un CTO a tiempo completo." Este es un punto que frena a muchos, pero la verdad es que no contratar a alguien con un liderazgo técnico sólido puede salirte mucho más caro a largo plazo. Los errores en las primeras fases pueden provocar costosos arreglos en el futuro.
El CTO y la toma de decisiones estratégicas
Un CTO no es solo el guardián de la tecnología, es también un decisor clave en la estrategia global de la startup. En las primeras etapas de una empresa, las decisiones tecnológicas son profundamente estratégicas y pueden determinar el futuro éxito del negocio. Elegir la arquitectura correcta, las herramientas adecuadas y los enfoques de desarrollo no son solo cuestiones técnicas, son decisiones que afectarán la velocidad de crecimiento, la capacidad de escalar y la eficiencia operativa. Un CTO experimentado tiene la visión para evaluar las tendencias tecnológicas y alinearlas con los objetivos comerciales a largo plazo, evitando que la compañía se quede atrapada en soluciones obsoletas o poco escalables.
Además, el CTO juega un papel fundamental en la gestión de riesgos tecnológicos. Al estar en constante sintonía con la evolución del negocio y el mercado, puede anticipar posibles desafíos técnicos y proponer soluciones antes de que se conviertan en problemas críticos. En este sentido, la presencia de un CTO no solo facilita la ejecución técnica, sino que también fortalece la toma de decisiones informadas, respaldadas por una profunda comprensión de cómo la tecnología impacta cada aspecto del negocio.
Me gustaría hacer referencia a otro artículo que escribí sobre la toma de decisiones y el liderazgo que creo se ajusta realmente muy bien al artículo actual: El Liderazgo es tomar una decisión tras otra… y una muy buena comunicación efectiva.
Conclusión
Tras más de 20 años de experiencia en el mundo de la tecnología, he aprendido que el rol del CTO no es simplemente una extensión de la capacidad técnica. Es un rol crítico para cualquier startup que aspire a alcanzar su máximo potencial. El CTO debe tener una visión holística, abarcando la cultura técnica, la innovación y la alineación tecnológica con los objetivos comerciales.* Es crucial que el CTO no solo sea un “hacedor”, sino también un líder que impulse la tecnología como el motor del crecimiento y la innovación en la compañía.
Tener un CTO en las primeras etapas de una startup no es simplemente un lujo, es una inversión estratégica a largo plazo. En un mundo donde la tecnología impulsa gran parte del crecimiento empresarial, contar con un liderazgo técnico sólido no solo garantiza que tus decisiones iniciales estén alineadas con una visión escalable, sino que también permite que tu negocio crezca sin tropezar con problemas técnicos imprevistos. Un CTO es el puente entre la tecnología y los objetivos comerciales, un rol crítico para cualquier startup que aspire a alcanzar su máximo potencial.
Muchos fundadores técnicos creen que pueden asumir ambas funciones, pero esa dualidad es una receta para el desgaste. Si bien puedes ser capaz de manejar el código y las operaciones en una fase temprana, con el tiempo las exigencias del negocio escalarán más rápido de lo que puedes anticipar. Intentar abarcar ambas áreas puede traducirse en decisiones estratégicas tomadas demasiado tarde, lo que ralentiza el crecimiento y perjudica la competitividad de la startup en el mercado.